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Un amigo me ha hecho recordar este artículo que publiqué en el semanario Lancelot, de Arrecife, cuatro meses después de que el Partido Popular se hiciera cargo del Gobierno de España a finales de 2.011. Como, lamentablemente, el tema sigue estando vigente, lo traigo a este blog con la idea de hacer recapacitar a mis paisanos españoles acerca de la indiscutible y costosa inutilidad de la Comunidades Autónomas.
11 de abril de 2.012
Después del paréntesis vacacional de la Semana Santa, vuelve la realidad. Y vuelve con contumacia. La realidad es machacona y por mucho que nos empeñemos en silbar y mirar para otro lado, ahí está detrás de nosotros como si fuera el cobrador del frac. Se coge antes a un mentiroso que a un cojo (y a un sordo, añadiría yo).
Han pasado ya los clásicos cien días de bula que suele dárseles a todos los gobiernos y, según parece, vuelve a hacerse realidad aquel viejo y burdo refrán “todo prometer hasta meter y …”. Hasta ahora, yo era uno de los millones de esperanzados con las medidas que el Partido Popular, en su campaña electoral, nos había prometido: y por eso, yo fui uno de los votantes de Rajoy. Ahora empiezo ya a sentir cierta inquietud e intranquilidad porque tengo la vaga sensación que se está cumpliendo la segunda parte del augurio: “… olvidar lo prometido”.
No sabría explicárselo a Uds. con exactitud, pero esta sensación es parecida a la que debe sentir alguien cansado, que respira aliviado cuando ve una silla vacía y, cuando sus posaderas ya han iniciado el descenso hacia el relajo, percibe que alguien está moviéndola.
Porque los populares nos habían prometido el oro y el moro. Bueno el moro no, que eso era cosa de Zapatero. Pero nos habían prometido unas reformas de infarto, y tan solo han presentado unas reformas de salón. Tanto es así, que, al día siguiente de anunciar los presupuestos, ya están anunciando otros recortes adicionales de diez mil millones mas. Pero las subvenciones a los sindicatos y a los partidos políticos, ahí siguen. Y las televisiones públicas, también. Y la duplicidad o triplicidad de órganos estatales, que se solapan con homólogos autonómicos para aumentar el numero de enchufados. Claro, cuando encendemos el situaciómetro, para ver como va la cosa económica, sale lo que tiene que salir: La prima de riesgo por encima de los 430 puntos y el Ibex 35 rozando los 7.400 puntos, pero hacia abajo.
Tal vez Ud., paciente lector, se pregunte que es lo que esto significa, y que a Ud. que mas le da, si no tiene acciones y, tal vez, pertenezca a es casta privilegiada de los que no tienen hipoteca y tienen un empleo, y encima les pagan la nómina. Pues tiene muchísima importancia también para Ud. aunque no se lo parezca. Porque con tanto jueguecito político que está practicando Rajoy, intentando no desagradar a ningún opositor, lo que está sucediendo es que los mercados nos siguen castigando y puede llegar el momento en que el Estado no venda un solo euro de deuda pública y, en ese momento, verá Ud. como si que le afecta.
Y, permítanme Uds. la arrogancia: yo creo tener la solución. Y la solución no es otra que emprender el camino inverso al que nos llevo a la situación de las Autonomías. Si empleo el título del encabezamiento, no es por otra cosa que porque, una vez mas, vuelve a mi memoria aquel amigo entrañable que se nos fue: Don Fernando Vizcaíno Casas.
Con su fino humor y su inteligente pluma, como profeta en su tierra, hace mas de 30 años escribió “Las Autonosuyas”, obra magistral en la que, como en muchas otras, caricaturizaba la, entonces, incipiente democracia que se acababa de iniciar un par de años antes. Yo, además de lanzarme a su compra en cuanto salió a las librerías, acudí a deleitarme con la versión cinematográfica que llevó a la pantalla el eterno Rafael Gil. ¿Y por qué les cuento esto?. Simple, porque volviendo a releer la obra del amigo de todos, me parece que estuviera leyendo los titulares de cualquier periódico de estos días.
Señoras y señores, estamos empezando a pagar el coste de las Autonomías y, ahora, ningún político quiere acabar con el derroche. Puede que porque considere que si lo hace, le echarán sus propios compañeros de correrías políticas. O puede que considere que, como de todas formas le van a echar en poco tiempo, “que le quiten lo bailao”. El caso es que hay que decirlo. Y yo lo digo, por lo que respecta a mi opinión: Señoras y señores, las Autonomías nos sobran. Hay que prescindir de ellas. En su totalidad. ¿Para qué necesitamos 17 modelos de sanidad?, U otros tantos de educación. ¿Y que me dicen de 17 haciendas?. Pero, sobre todo, para qué tanto político, y tanto asesor, y tanto medio de comunicación público y …. me paro, porque noto que se me sube, se me sube y se me baja, la sangre por todo el cuerpo, como cantaba el coro de la Zarzuela La Corte del Faraón.
Esto de las Autonomías, todo hay que decirlo, es lo mas inversamente parecido al recorrido lógico y normal de los estados. Lo normal, es que los estados se agrupen en uno solo o en una federación, cediendo cada uno de ellos parte de su soberanía en favor del nuevo estado. Aquí, chulos nosotros, lo hacemos al revés, vamos cediendo, poco a poco, soberanía en favor de las Autonomías, con dos consecuencias: Nos costará más y desaparecerá España. Pero, de verdad, lo que me irrita mas de todo, es que Esperanza Aguirre le haya planteado a Rajoy dar pasos hacia atrás, en la dirección que señalo, y el Presidente haya silbado y se haya puesto a mirar para otro lado. Y lo mas curioso de todo es que estábamos encantados de integrarnos en Europa. Ya veremos si no nos echan. Con todo esto, a mi lo que dan ganas es de crear mi propia autonomía; para mí y para todos los que quieran pagarme impuestos.
Por cierto, ¿sabían Uds. que el farfullo es una lengua española? ¿no?. Pues si quieren comprobarlo, busquen por ahí el libro de Vizcaíno Casas y, si pueden, traten de buscar la película; además de reirse con un Alfredo Landa 30 años mas joven, se darán cuenta de que tengo mas razón que un santo.
José Ignacio Sánchez Rubio
Abogado y economista