Ayer… tenía cincuenta y tantos años, y hoy… tengo uno más.
Ayer… ni me acordaba de que hoy, inexorablemente, volvía a caer otra anualidad, y hoy… me siento invadido por una extraña sensación de felicidad, que hasta ahora no conocía, al darme cuenta de que, a lo largo de los últimos años, hay 3.500 personas que me han pedido ser amigas mías en Facebook y que, sin conocerme personalmente, se han atropellado por felicitarme.
Ayer… me encontraba agobiado por el trabajo, hoy… estoy apesadumbrado por el número de felicitaciones que me han enviado mis amigos de Facebook y a las que no he podido contestar en su integridad.
Porque, amigos míos (yo no digo amigos y amigas como hacen otros), a las 8 de la tarde de este 9 de enero, eran más de 800 los mensajes de felicitación que me habían llegado por conductos varios.
Esta mañana, me puse a contestar por Messenger a los que madrugasteis para enviarme vuestra felicitación, pero enseguida me vi desbordado.
Por eso, quiero agradeceros a todos ese detalle que os honra y, aunque no pueda ser de manera individual y directa, como vosotros habéis hecho, devolveros públicamente mi gratitud por vuestra amistad.
Todos intuimos que se acercan tiempos difíciles en los que la vida se va a transformar en una pelea entre compatriotas; por ello en estos momentos ese sentimiento de amistad va cobrar un enorme valor.
Pero yo me siento seguro, porque os tengo a vosotros, a mis 3.500 amigos. Si, como dicen, quien tiene un amigo tiene un tesoro…, imaginaos la inmensidad de mi fortuna. Espero que no me embarguen estos que vienen vociferando…
Y, desde luego, como ayer y como hoy, podéis contar conmigo en todo aquello en que pueda ayudaros.
José Ignacio Sánchez Rubio
