¿Eres de izquierdas o de derechas?

denunciaEsta es la pregunta que está cobrando máxima actualidad en los últimos tiempos. A mí, personalmente, me la han hecho en numerosas ocasiones.

La primera intención (y el instinto) de cualquiera que reciba semejante interpelación es la de, en plan gallego, contestar: ¿por qué?.

Y es natural; porque parece que está mal visto ser derechas y, por el contrario, lo que no queda mal es ser de izquierdas (o al menos, declararlo así aunque no sea cierto).

Les confieso que llevo unos cuantos meses pensando en escribir sobre esto y, aprovechando que empezamos un nuevo año 2016, el único que va a existir en nuestra vida, me he puesto a terminar de elucubrar acerca de esto que la gente llama ser de izquierdas o de derechas, sin saber a ciencia cierta a qué se refiere.

Pues bien, para comenzar este año turbulento, por mor de los independentistas catalanes y de la irrupción de los bolivarianos (perdón, quería decir de los bolcheviques) ((perdón de nuevo, porque me traiciona el subconsciente y quería referirme, con toda la educación posible a las cuadrillas de Coleta Morada)), no estaría mal situar en el espacio esto de las izquierdas y las derechas.

La cuestión, simplificándola por aquello de que le sobran palabras al buen entendedor, es que de lo que hablamos es del Estado; esa cosa un tanto indefinible pero que no es más que la unión de todos los habitantes de un pueblo, para regular su vida en común.

Y aquí empieza el tema. Porque, de forma natural, cada persona tiene tres derechos congénitos: la vida, la libertad y la propiedad.

Son precisamente de esos tres derechos naturales, de los que intentan apoderarse otras personas para incorporarlos a su acervo. Hace poco más de 300 años, se afirmaba que el Rey era el dueño de vidas, haciendas y almas por mucho que Calderón de la Barca pusiera en boca de Pedro Crespo, alcalde de Zalamea, aquella famosa sentencia: “Al Rey la vida y hacienda se ha de dar, pero el honor es patrimonio del alma y el alma solo es de Dios”.

Pues bien, formar un Estado exige que, los que lo integran, cedan una parte de aquellos tres derechos a que me refería más arriba al Estado, para que este los administre y los devuelva a los ciudadanos convenientemente. En otras palabras, se trata de que cedamos la vida para que se nos quite o se nos proteja, la libertad para que se nos permita o se nos impida y la propiedad para que se nos garantice o se nos expolie.

Ahora viene la reflexión fácil, teniendo en cuenta que el Estado lo detentan y administran determinadas personas. Si los ciudadanos ceden la totalidad de los tres reiterados derechos al Estado, se convertirán en esclavos, cuya conservación dependerá del capricho del estadista o de la utilidad que de ellos obtenga; si, por el contrario, ceden el mínimo de estos tres derechos serán personas libres cuyo nivel de vida dependerá, en buena medida, de su habilidad y su esfuerzo.

Y esa es la cuestión nuclear, qué parte de nuestros derechos hemos de ceder al Estado: ¿Todo, o solo la mínima parte?

Tenga en cuenta Ud. que lee esto, que nos referimos a los derechos de cada uno, personalmente, porque aquí está la diferencia. Y si Ud. ha llegado a leer hasta aquí, siga un poco más y encontrará la respuesta a eso de las izquierdas y las derechas.

Eso que llaman mentalidad de izquierdas consiste en que los ciudadanos cedan al Estado el máximo de sus derechos a la vida, la libertad y la propiedad, mientras que ser de derechas significa la mínima cesión de estos tres derechos. Y, básicamente, la cesión hace hincapié en orden inverso al expuesto, o sea, la propiedad, la libertad y la vida.

Por eso, esa idea de izquierdas busca que la totalidad de la propiedad (sobre todo la adquirida por los demás), se ceda al Estado para que este la administre redistribuyéndola, mientras que la mentalidad que llaman de derechas busca la íntegra posesión de lo adquirido lícitamente, sin perjuicio de ayudar con ella a los más desfavorecidos.

Y aquí viene la disyuntiva: ¿Es Ud. de izquierdas o de derechas?.

Y, sobre todo lo anterior, ¿creen ustedes que a estas alturas del siglo XXI, es razonable seguir hablando de izquierdas o de derechas, de Franco o de Carrillo?

O más bien creen que debemos dialogar acerca de nuestra inconcebible estupidez.

ignacio@nosotrosytu.es

Acerca de José Ignacio

Profesional libre de la consultoría de empresas, con los títulos de Licenciado en Derecho y en Ciencias Económicas. Además, el título de Maestro de Primera enseñanza, 4 Masters en Sistema Fiscal Español, Derecho de Familia, Derecho Penal y Auditoría de Cuentas. Letrado del Colegio de Abogados de Madrid, Administrador y Mediador Concursal, en posesión de numerosos diplomas en economía de empresas, derecho y Unión Europea.
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