Los guardianes del Leviatán

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LDsmallEn estos días que siguen al resultado de estas últimas elecciones, se ha apoderado de mi mente el Leviatán, aquella figura bíblica que ya hace mas de tres siglos atormentara a Thomas Hobbes.

 Desde que a finales de 1.978 se pusiera en marcha el proceso de transformación democrática, con la aprobación de la Constitución Española, que muchos de nosotros respaldamos a regañadientes para no resultar un freno en el cambio, el manejo de la política se ha convertido en una forma de vida para muchos cientos de miles de oportunistas sin escrúpulos.

Hasta aquí, esto no es nuevo; somos conscientes de que la sociedad española se ha convertido en una selva en la que, como también mantenía Hobbes, el hombre es un lobo para el hombre.

La cuestión es que se está jugando, por parte de los políticos, una partida sin sentido en la que no hay premio alguno para el ganador, porque todos somos perdedores; en otras palabras: el ganador conseguirá una victoria pírrica. Pero lo peor de todo es que el coste de esta contienda lo pagamos todos los españoles.

Comparaba Hobbes al Estado, con el Leviatán, un monstruo creado por todos nosotros; unos de forma activa, haciéndolo crecer, y otros pasivamente, consintiéndolo. La cuestión es que el Leviatán que nos atenaza no se guía por un sentimiento religioso, ni político, ni tampoco social; esas características se utilizan solamente para camuflarse oportunamente y mimetizarse en la conciencia de cada uno de los que estamos manteniendo al monstruo.

El auténtico motivo de la existencia del Leviatán y de su crecimiento, es únicamente económico, pero no del Leviatán que es tan mísero como poderoso. La existencia del Leviatán se justifica en el enriquecimiento sin límite de sus guardianes, esos cientos de miles de políticos, que nosotros mismos hemos elegido para que desempeñen el papel de rémoras que viven y crecen al amparo de un depredador.

Los guardianes del Leviatán, para conseguir acceder a tal situación o a permanecer en la misma, recurren a dos viejos ardides, tan antiguos como el mundo mismo: La unión hace la fuerza, y divide y vencerás. Así, primero se asocian para atraer al máximo número de ciudadanos; después nos ofrecen diversas opciones a guisa de cebo y, finalmente, nos persuaden de que tenemos derecho a que todas las opciones estén custodiando al Leviatán.

El resultado final es que ese Estado, que debería existir para el beneficio de todos los habitantes, se convierte en un Leviatán negrero, que esclaviza económicamente a todos los ciudadanos excepto a sus guardianes.

No nos engañemos, los fenómenos distorsionadores como el independentismo, el terrorismo, o aquellos otros como el jaujismo (convertir España en un país idílico), no son otra cosa que cebos que ponen en sus artes de pesca los guardianes del Leviatán, para conseguir el mayor número de esclavos o, en su caso, para conseguir cada grupo de guardianes su Leviatán exclusivo.

La cuestión es que el mecanismo viene funcionando gracias a la ingenuidad y a la obstinación de la mayoría de nosotros en hacerle el juego a los políticos. Ingenuidad porque, sorprendentemente, una y otra vez nos tragamos el cebo de las promesas electorales; y obstinación, porque siendo el Leviatán una bestia propiedad de todos los españoles, una y otra vez lo dejamos al cargo de unos guardianes (siempre los mismos) a los que no vigilamos. Y ya conocen Uds. el refranero: Hacienda, tu amo te atienda, y si no, que te venda.

Muchos españoles, la mayoría, vivimos de espaldas al Leviatán, como si no existiera, limitándonos a no irritarle para que no se vuelva contra nosotros. Y el Leviatán sigue creciendo y aumentando de tamaño, y con ello cada vez necesita mas guardianes, y cada vez el coste de su manutención resulta mas elevado, y…. cada vez hemos de repartir ese coste entre menos españoles.

Yo sigo preguntándome en qué lugar de nuestro intelecto se encuentra ese punto de estupidez que nos impide juntarnos a todos los que íntimamente nos rebelamos contra el Leviatán y, por el contrario, seguimos consistiendo este dislate.

Al día en que escribo estas líneas (26/5/2015), se han inscrito en el Ministerio del Interior Español 4.678 partidos políticos. Tal vez la solución al exterminio de este Leviatán, frívolamente considerado, llegue cuando este número sea de 47 millones. De esta forma, no cabe duda que la democracia sería perfecta y, además, imagínense un Leviatán con 47 millones de guardianes. Supongo que en ese escenario, el Leviatán estaría amordazado por la mayoría.

Conciudadanos españoles, a beneficio de la herencia que dejaremos a nuestros sucesores, les pido que abandonen su pasividad; y si me preguntan que es lo que he hecho yo para contribuir a que no terminemos devorados por el Leviatán, les contestaré que a mis cincuenta y tantos años, sin haber estado nunca en política activa, he plantado un banderín de enganche desde donde cualquier español pueda enfrentarse a los guardianes del Leviatán, evitando con ello que España desaparezca engullida por la voracidad de ese monstruo. Ese banderín, es uno de los 4.678 partidos políticos, se llama “NOSOTROS y TU” y pretende acabar con ese ejercito de guardianes profesionales.

Me llamo José Ignacio Sánchez y, simplemente, soy español.

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