Lo del título, ni es un error ortográfico, ni es un galicismo, es simplemente una manera de expresar la sensación de derrota, que me ha invadido una vez mas; ahora, al leer en http://www.abc.es/historico-opinion/index.asp?ff=20150612&idn=1621265409754 el artículo de Hermann Tertsch «Hacia la anomalía española total».
Y lo del título es fácil de suponer; inventen cada uno de Uds. la definición que les parezca, de ese palabro que podría atribuirse a Don Camilo. Una definición plausible podría ser: Hacer una hoguera con los votos.
Porque, la verdad, para lo que nos sirve votar…
La primera cosa que hacemos mal, es no exigir la votación forzosa. El voto forzoso, nada tiene que ver con la limitación de la libertad, ni tampoco resulta insoportable como pueda ser pagar impuestos, que sí es obligatorio. Si el voto fuera forzoso, si votara la totalidad del electorado, el resultado de las elecciones y consultas sería el real y no el aparente que resulta de contabilizar solamente los votos depositados, una buena parte de los cuales corresponde seguramente a los mamones que nos gobiernan y a los paniaguados de que se rodean.
Si el voto fuera obligatorio, podríamos decidir, eclécticamente, si España es el país que deseamos o preferimos irnos a otro, porque el resultado señalaría qué es lo que desea la mayoría.
Yo, personalmente, no me quedaría en un país en el que la mayoría lo que desea es que los demás trabajen y paguen, para que ellos vivan opíparamente, entre otros motivos porque, siendo mayoría ellos, la lógica indica que sería yo el único que quedaría para mantener a esa tropa de haraganes.
Pero la paradoja es que, si no sabemos cuantos desean aquello y cuantos, por el contrario lo que desean es un país en libertad no exento de generosidad para sus compatriotas mas débiles, puede darse la circunstancia nunca sabida, de que esa colección de mangantes sean muchísimos menos, en cuyo caso habría que modificar la definición de democracia.
Por eso me pregunto si, para salir de dudas, no habría que modificar a toda prisa la Ley Electoral antes de las próximas elecciones generales para que, obligándonos a todos a votar y suprimiendo la artimaña del sistema D’Hont, nos indicara a todos en que confuso país estamos aposentados.
Pero, claro, eso es harina de otro costal.