El final de la cuenta atrás

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El domingo 7 de diciembre de 1941, la Armada Japonesa atacó, de improviso, la base norteamericana de Pearl Harbour, en el archipiélago de Hawaii.

Este hecho militar, ampliamente difundido, motivó la entrada de EEUU en la Segunda Guerra Mundial y, con ello, balanceó su resultado como ya es ampliamente conocido.

En el día de hoy, 6 de septiembre de 2017, los grupos independentistas de Cataluña han alumbrado el hecho motivante de un futuro, cuyo ningún vidente creo que pueda pronosticar. Y se han puesto a la tarea de aprobar la Ley que les independice del resto de España.

La cuestión es que entre ambos acontecimientos, al margen de las connotaciones sangrientas, existe multitud de coincidencias.

Según parece, y de acuerdo con las notas historias (reveladas o encubiertas), el Gobierno de Franklin Delano Rooswelt tenía amplia información de sus servicios de información, acerca del ataque, pero no tomó las medidas adecuadas para evitar la consumación del ataque para, así, disponer de una excusa razonable para incorporarse a la contienda como beligerante.

Pero en aquellos momentos, hace más de setenta y cinco años, no existían los medios de comunicación de que hoy disfrutamos. Porque de haber existido Internet y las redes sociales, ¿De qué disculpa podría haber valido en entonces Presidente de EEUU para justificar su pasividad?.

Hoy, no solo todo el mundo conoce la situación catalana sino que, además, es continuo el chorreo informativo de los alardes secesionistas.

Titulo este artículo parafraseando el de una película de 1980. Para los pocos lectores que aún no la hayan visionado, la acción se sitúa cuarenta años después del ataque de Pearl Harbour. El moderno portaaviones Nimitz de la Marina Americana se ve arrastrado en el tiempo a un día antes de que se consumara el ataque japonés, en la misma zona de intervención, con la posibilidad de darle una vuelta total a la historia, gracias a la potencia de fuego de la nave, frente a la anticuada técnica combativa nipona. Después de numerosas disquisiciones de los actores, acerca de la posibilidad o no de cambiar la historia, de modificar lo que ya ha acontecido, cuando el comandante de la nave decide atacar a la flota japonesa, la misma tormenta anterior lo devuelve a la realidad de su tiempo.

Según se atribuye a Confucio, “el pueblo de ignora su historia, está condenado a repetirla”. Y lo que les pasa a buena parte de los españoles (y de los que se titulan españoles pero realmente no lo son), es que no conocieron nunca, ni realmente ni por lectura de la historia, los acontecimientos por los que pasaron nuestros padres y abuelos.

Sin el debido respeto, porque no me merece ninguno, el Presidente de nuestro Gobierno, jugando a la política, y conociendo las diabólicas posibilidades que para España tiene su permisividad para con los secesionistas catalanes, permite que continúe este dislate, sean cuales sean sus motivaciones personales.

En la película de Don Taylor, a un grupo de soldados americanos se les concede, durante un corto espacio de tiempo, la posibilidad de devolver la historia al lugar que, razonablemente, debería haber ocupado. Mucho me temo que aquello, es solo cine, en estos momentos la realidad supera a la ficción.

¡¡¡Que Dios nos coja confesados…!!! (y discúlpenme que no me refiera a Alá, que parece que es el llamado a gobernar en este país).

www.derechaliberal.es

 

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