¿Se nos mueren nuestros pueblos?. ¿Se nos muere Béjar?

Béjar siempre fue conocida como la ciudad de los paños. Y también por aquel dicho popular: “Béjar, ciudad bravía, cuarenta tabernas y una librería”.

Hoy, muchos dudan de la existencia futura de mi amada Béjar. Y no les falta razón porque, de igual forma que sucede con las personas, todas las cosas tienen una duración en la vida. Todo en este mundo es finito, todo termina acabando.

Y, a semejanza de las personas, de dos maneras pueden acabar su existencia las cosas: de forma gradual y de forma rápida.

Y Béjar, nuestra ciudad, se nos está yendo de forma gradual.

Pocos son ajenos al hecho de que cualquier cosa viva, material o inmaterial, termina donde acaba su trayectoria. Y todos le hemos vaticinado a otro alguna vez aquello de: “Si sigues por este camino, acabarás mal”.

Es claro que en las personas, el nivel vital lo marca el estado general de salud; y en las ciudades, es su demografía la que determina el grado de estabilidad de un núcleo de población. Bueno es recordar, al respecto, aquel viejo refrán que dice: “¿Dónde va Vicente?, donde va la gente”.

¿Y qué pasa con nuestra gente?; ¿dónde se ha ido?.

La historia y la estadística son buenas herramientas para pronosticar el destino de cualquier cosa viva. Y si reparamos en la historia, resulta que Béjar tiene hoy 13.403 habitantes; más o menos los mismos que tenía hace ciento cuarenta años.

Pero hace 140 años, la población de España era de algo más de dieciséis millones y medio de habitantes, y hoy pasa de 47 millones. En otras palabras: Hace 140 años, de cada 1.300 españoles, uno era vecino de Béjar; hoy la proporción ha cambiado drásticamente y, solo viven en nuestra ciudad 1 de cada 3.500 españoles. Y no muy diferente es la situación de otros pueblos de alrededor.

Por ejemplo, el pueblo que me vio nacer, Horcajo de Montemayor, tenía 600 habitantes hace 75 años; hoy quedan 150 con tendencia a seguir bajando.

Hagan ustedes cálculos.

Pero sigamos con la estadística. Hace 45 años, a la población de Béjar le faltaban 50 almas para llegar a los 18.000 habitantes. Desde entonces, la curva demográfica ha sido decreciente, perdiendo en estos 45 años, de forma lineal, más de una cuarta parte de su población.

De poco sirve argüir que esto se debe a la atracción que sobre la población más joven han tenido las grandes ciudades; en lo que tenemos que estar de acuerdo es que, al margen de las causas, si la población sigue descendiendo, la desaparición de muestra entrañable ciudad está garantizada.

Es muy probable que ni yo, ni otros viejos del lugar acudamos al funeral, porque ya habremos dejado este bendito mundo, pero opino que alguien tiene que ponerle al gato del problema el cascabel de la solución.

Desgraciadamente, no está ya entre nosotros el genial Ángel Menéndez que podría darnos la respuesta por medio de Kalikatres sapientísimo, sabio donde los hubiera.

Pero, como señalo, algo hay que hacer. Y rápidamente.

Una de las causas de este fenómeno es la organización político-territorial. En la actualidad la célula política inferior de España es el Ayuntamiento; y tenemos en España 8.126 Ayuntamientos para una población de alrededor de 47 millones de habitantes. De ellos, 4.200 Ayuntamientos tienen menos de 600 habitantes, pero lo más sorprendente es que esta cifra incluye 500 con menos de 50 vecinos cada uno. Y cada uno de estos Ayuntamientos tiene su propia estructura corporativa, que incluye entre 3 y 7 concejales por cada Ayuntamiento, dependiendo del número de habitantes. Ilustrativo es el caso de Jaramillo Quemado (Burgos) que con 5 habitantes, tiene un Ayuntamiento con tres concejales; igual que sucede con otras 12 poblaciones que tienen igual estructura municipal con menos de 10 habitantes cada una.

La estructura territorial de los Ayuntamientos data de 1833, cuando no había en España carreteras sino caminos y, por supuesto, no existían Internet, ni teléfonos, ni automóviles, ni siquiera la electricidad había llegado a nuestro país. Pero se sigue conservando este modelo, y ello resulta ser el mayor de los frenos al desarrollo de nuestros pueblos. Y por eso mismo, podemos dar por segura, a medio plazo, la desaparición de más de 3.000 pueblos.

En relación con esto, una de las soluciones para resolver el problema extintivo de nuestra Béjar, y del resto de los pequeños municipios españoles, es el de la agrupación. No debe ser casual que la raíz etimológica de Ayuntamiento sea la de “ayuntar”, o ajuntar; y es ese el sentido que debe presidir la urgente necesidad de modificar las leyes que estructuran el ámbito territorial de los Ayuntamientos.

Un partido político, DERECHA LIBERAL ESPAÑOLA, reclama en su programa una reforma del sistema municipal, soportada por un estudio que incluye la redefinición municipal de todo el territorio nacional, distribuyéndolo en 1.007 Ayuntamientos comprensivos de las poblaciones sitas alrededor de cada una de las que tienen una población superior a 7.000 habitantes.

En este sentido, la provincia de Salamanca, con una superficie de 12.531 Km2 y una población de 335.985 habitantes, distribuidos entre los 362 pueblos que albergan otros tantos Ayuntamientos, debe quedar dividida en 4 Ayuntamientos con sede en las ciudades de Salamanca, Béjar, Ciudad Rodrigo y Peñaranda de Bracamonte.

Por lo que al de Béjar se refiere, su Ayuntamiento incluirá 100 pueblos de su entorno, con una superficie total de 2.458 Km2 y una población conjunta de 41.030 habitantes.

Obviamente, la reforma municipal ha de incluir la redefinición de las competencias de los Ayuntamientos que, entre otras, comprende las que hoy se encuentran atribuidas a las Diputaciones Provinciales y que, con esta reforma, deben desaparecer por falta de contenido.

Señalar finalmente que, estas medidas, además de otros muchos beneficios para todos los pueblos españoles, comportará un ahorro presupuestario superior a mil cuatrocientos millones de euros.

Servidor de Uds.

José Ignacio Sánchez Rubio

ignacio.sanchez@derechaliberal.es

www.sanchezrubio.eu

Acerca de José Ignacio

Profesional libre de la consultoría de empresas, con los títulos de Licenciado en Derecho y en Ciencias Económicas. Además, el título de Maestro de Primera enseñanza, 4 Masters en Sistema Fiscal Español, Derecho de Familia, Derecho Penal y Auditoría de Cuentas. Letrado del Colegio de Abogados de Madrid, Administrador y Mediador Concursal, en posesión de numerosos diplomas en economía de empresas, derecho y Unión Europea.
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