Amigos (y enemigos) míos; la primera de las leyes de Murphy dice que si algo puede salir mal, saldrá mal.
Empírico o no, la realidad es que la tozudez de los acontecimientos ha convertido en axioma este principio.
Y he de confesarles que, igual que les sucederá a muchos de Uds., uno está ya harto de tanto magreo al franquismo.
A finales de abril, cuando después de la Ley de Memoria Histórica de Zapatero, la Autonomía andaluza dio a luz su propia y personal Ley de Memoria Histórica, ya les anticipaba mi convicción de que se había levantado la veda para que muchas otras Autonomías elevaran el listón, en una especie de histriónica competición entre botarates (véase https://sanchezrubio.eu/?p=472).
Pues amigos (y enemigos) míos, ya tenemos otra Autonomía que se ha lanzado a la pelea: la de Aragón.
Y según me entero por la prensa, los maños izquierdistas acaban de aprobar su Ley de Memoria Democrática en la que, al parecer (el texto aún no se ha publicado), quieren ser más “fatos” que nadie.
De las notas de prensa que se publican, deduzco que esta nueva Ley de 2017 pretende:
- Que se derogue la ley de Amnistía de 1.977.
- Considerar como víctimas de la guerra, únicamente, a las del bando republicano.
- La anulación de todos los juicios franquistas.
- La retirada de cualquier placa, escudo, insignia o inscripción del franquismo.
- Que se amplíe el periodo de aplicación de la Ley desde 1931 hasta 1.978.
- La sanción de hasta 15.000 euro para el que exhiba símbolos que la ley considera franquistas.
- La catalogación como “Bienes de Memoria Democrática”, de lugares y rutas a crear, que tengan relación con la memoria histórica.
- La creación de un censo de símbolos franquistas.
- La inclusión en la enseñanza, de apartados específicos dedicados a la “Memoria Histórica” en la ESO y el Bachillerato.
- La creación del día 3 de marzo, como Día de la Memoria Histórica de Aragón.
Amigos míos (y enemigos también), por mal camino vamos ya desde hace tiempo, porque esta utilización que del tiempo que nosotros le pagamos hacen los políticos, solo contribuye a atizar el odio entre los españoles; un odio que yo, ingenuo, creí que había desaparecido cuando, muerto Franco, nos unimos casi todos para iniciar una nueva andadura.
Al final, cada Autonomía terminará teniendo su propia Ley en la que manipule a conveniencia de los mentecatos que nos gobiernan.
Claro que más mentecatos somos nosotros que no solo les damos nuestro voto sino que, además, les pagamos los sueldos que quieren ponerse.
¿Hay quien dé más?. Seguro que sí, porque esto solo terminará a hostias, ya lo verán.